No siempre es sencillo encontrar las mejores herramientas para ser productivo en la gestión de tus tareas y por ende de tu tiempo.
He estado durante bastante tiempo probando diferentes aplicaciones que me permitieran:
- Registrar cualquier tarea fácilmente (de corta o larga duración) sin tener que perder mucho tiempo escribiéndola, que me permitiera mostrarla en un calendario, asignarla a algún miembro del equipo y priorizarla.
- Poder registrar el tiempo incurrido en ella
- Poder llevar un seguimiento a unas actividades bajo una metodologia GTD (Getting Things Done) o simplemente eliminarlas una vez finalizadas porque no me interesaban mantenerlas.
- Integrarlas con mi correo electrónico para generar tareas a partir de un correo concreto sin tener que abrirlas a propósito para ello
- Que la combinación de las herramientas sea lo más barata posible.
Uno de los temas que más interés suelen generar entre empresas y grupos de trabajo es la productividad. De hecho, es una de las consultas que más a menudo recibo en la gestión del Parque Científico y Tecnológico de la Universitat Jaume I.
¿Cómo puedo ser más productivo con mi equipo? ¿estamos hablando de trabajar más duro o trabajar de una forma más inteligente? (como decía Kevin Kruse, “Work Smarter, not harder”). España es uno de los países con la productividad más baja por hora trabajada, sin embargo es donde más horas se trabajan (parece que la gente confunde productividad con trabajar todos los dias 10 horas…). En algunos blogs se menciona un informe de OBS Business School que asegura que en España el 55% del tiempo de trabajo es improductivo y que el 20% de la jornada produce pérdidas materiales
Este verano tuve el privilegio de disfrutar por segunda vez (después de dos años) una semana en la Comunidad de Taizé (http://www.taize.fr) y, a pesar de que la primera vez ya fue impactante sumergirme en su entorno, la experiencia de este año fue soberbia. En la primera ocasión estuvimos en Olinda como familia dado que nuestra hija pequeña no había cumplido los 15 años todavía y esta vez, ya cruzada esa barrera y teniendo a los dos hijos en el equipo de jóvenes, pudimos asistir como adultos y vivir otras experiencias de convivencia e intercambio de perspectivas con otros adultos de diferentes ramas del Cristianismo (católicos, protestantes, luteranos, evangelistas,…)
No voy a entrar en ese detalle por alejarse del tema del post además de ser bastante personal.